Lamento Inoportuno

Carta dejada por un pasajero (soldado) en la nave hace 4 soles.

Amor:

Por lo menos, aprendo lo que es decisión. Así las cosas no me salgan como quiera, tomo mi palabra y la vuelvo un himno. No importa como me encuentre, ni como me vayas a ver dentro de mucho tiempo, ya que en realidad lo que tiene que valer acá es que cojo un camino y lo sigo para encontrar lo que vale la pena. Mi pena. Esta pena que me hace reir, gozar, llorar, desilusionarme, pero sobretodo vivir. Esa pena la llamo muerte. Si, aquella que te he nombrado mucho últimamente, a la hora de compartir un momento juntos. Aquella que te hace mirarme y preguntarme que me esta pasando o cual es la idea de todo eso. Si solo me hubieras puesto atención.

Ay niña! Te hace falta tanto por conocerme. A pesar de todos esos 4 años vividos, tanto juntos en miles de momentos, como en tierras lejanas en otros cientos, nunca tuviste la necesidad de ver el alma. Te encantaba cuando yo, era superficial. Ahora me pongo a mirar las palabras que hablamos antes, lo que nos prometimos y rogamos al destino porque se cumplieran. Veo lo que nos decimos, con ese asco que nos hace ser lo que somos. Definitivamente, soñamos con ser el uno para el otro, pero no queremos aceptar que lo nuestro nunca será.

Nos va llegando la hora de aceptar las cosas tal y como son, o por lo menos, yo lo haré. Mi amor se murió. La muerte le ha hecho algo irreparable, y nos va llegando la hora de la despedida definitiva. Por eso me he encaminado en esta nave extraña para tomar un rumbo que me llevará a mi destino final. No lo denomino libertad, solo paz. Esa paz que hace rato no siento en mi y que en realidad, añoro.

Adios amor, perdoname por decirte cosas falsas, por querer engañarme y por terminar mintiendole a tus sentimientos. Si tengo que pagar por lo que hice, que así sea... desde vivir en tu odio absoluto, hasta en la soledad eterna.

Nunca tuyo,

Muerte