lunes, septiembre 29, 2014

Escalofrío que se arrastra

"Ultimamente, siento en ocasiones un escalofrío que se arrastra; como rogando ser declarado único en su especie. Tiene ese sabor a moneda de níquel distribuido entre 1987 y 1989, donde carga un menjurje de gérmenes y tiempo (dos elementos que sólo traen una gran evolución de problemas). Empieza, por lo general, desde la rodilla izquierda con un dolor que siempre se disimula al moverla de arriba hacia abajo, mientras me pregunto si llevo mucho tiempo de pie. Una vez he hecho un recorrido mental del día por mi memoria, noto que ha llegado el escalofrío raro que se arrastra. Mientras empiezo a caminar por el lugar donde me agarre (no distingue espacios, por lo que logrado notar), trato de correr entre distracciones para no quedarme con el terror que, en cualquier momento, subirá hacia el estómago y retorcerá las entrañas para hacerme exhalar el desespero sin incapacidad para escapar. Ahí, cuando ya no queda de otra que decir mi nombre en silencio y presentarme como un resignado enfermo, me doy cuenta que éste ya está susurrando un zumbido que el meñique (por más ágil que se mueva en el contorno auditivo) será inútil.
Tengo miedo. No de morirme, porque para allá vamos todos (pero prefiero que no me agarre cagando, porque sacarme literalmente de la mierda, sería demasiado para pedirle a cualquier vivo). Me da un poco de pánico que este escalofrío sea el principio de una enfermedad. ¿Qué tal que sea crónica? No, no, no. Yo no soporto una degeneración. Tengo mucho pero mucho miedo: verme débil con el paso del tiempo y con la ironía de no volver a dar un paso. Si ahora el miedo le da por ser una enfermedad...

Me cago. 

Pero sin morirme. "

Otro poema creado por Porfirio Tomate.