miércoles, julio 29, 2009

No por lo que da, sino por lo que es

Mientras me veía dormir yo sabía que se iría muy pronto. No se si en el momento que se escapara un ronquido de mi boca o en el preciso instante en que yo cambiara de posición, pero sabía que se iría. Una vez me desperté, no estaba. Ni en mi cuarto, ni en su casa, ni en mi celular, ni en el café, ni en los tiempos circunstanciales; porque ni allá, ni hace dos días, logro encontrarla.
Si por alguna razón decide leerme solo le dejo este mensaje: cuando decidas volver, no te voy a estar esperando, pero te aseguro que no te olvidaré; siempre estaré a una mirada o unas cuantas cafeterías de distancia, por si quieres volverme a mirar.

jueves, julio 23, 2009

Problema No. 3

Hay dos cosas difíciles de lograr:

1. Aprender a contar del uno al cien.
2. Poder contar con los amigos.

Es que, los números son infinitos y así me parecen perfectos. En cambio los amigos los prefiero primos y enteros; de lo contrario son decimales e impares y eso de repartirlos es muy cansón al final.

sábado, julio 04, 2009

:P

Me quede dormido en el minuto en que el cantante dijo: "Guarda el secreto de esta noche en tu buró, del mundo a un beso, y de las once hasta las dos"
Lo extraño resulta que lo ha guardado por más de 3 horas. Eso debe significar algo!!!

jueves, julio 02, 2009

A la hora de la cena

"Hay un espacio para todo" decía mi mamá cuando me ponía a jugar con los cubiertos en la mesa. "Sea para comer, jugar, comportarse o amar, hay un momento exclusivo para hacer las cosas pues, de lo contrario, estarías incomodando a la gente con la que compartas tu espacio o, de ser el caso, a ti mismo" continuaba mientras me quitaba los cubiertos de mis manos.
Hoy, entiendo lo que me quería decir. Si estoy en una reunión con personas importantes no puedo hacer ninguna cochinada o si estoy en un café leyendo, es mejor no leer en voz alta. Se trata de disfrutar sin incomodar.
Mi mamá no me enseñó el problema que surge cuando el espacio de uno se vuelve el espacio de dos. Y la otra persona no está. Y la incomodidad invade con cada segundo que va pasando; pensando que quiere estar con ella y no con la aburrida soledad.
Por eso, mientras no está, yo juego con el tenedor y la cuchara a que están saliendo y van a comer sushi por la noche y se van a dar besos hasta que llegue la hora de irse a dormir o, en su caso, al lavaplatos.
Con el cuchillo es mejor no jugar. Me incomoda.