miércoles, abril 29, 2015

Ni de la tuya

Me iré a dormir porque no queda de otra. Me arroparé con estas ganas de ver el amanecer y simplemente voy a cerrar los ojos. La parte difícil será cuando millones de recuerdos y especulaciones (si, ambas aparecen cuando es por intento y no por certeza) vayan retumbando en mi mente. Siempre he creído que es por la oscuridad. Cuando no entra luz por las pupilas, toda la cabeza apaga la oportunidad de caminar bien por ella. Debe ser por eso que se arma tanto alboroto. Esa, seguramente, va a ser la parte más complicada. Es como querer sacar de la casa a un montón que quiere seguir de fiesta. Si es a gritos, otros gritarán. Si es en silencio tratarán de ir bajando el volumen, pero el volumen de un recuerdo borracho es bastante ruidoso. Por lo general, así se lo pasa mi pasado y mi futuro: emborrachándose en el presente. Gracias al cielo no tienen tu foto. De seguro, con ella en mano, seguirían hasta que se asome la aurora. Menos mal, como yo, no tienen de otra. Ni de la tuya.

Análisis escrita en una hoja de papel transformada en dedicatoria dentro de un libro. Este último se llamaba "Técnicas para soñar sin morir en el intento".

viernes, abril 03, 2015

A la primera de ellas

Lo doloroso del caso es que he recibido una ecografía. Es de ella, la primera mujer con tirantes y camisa rosada de gruesas rayas blancas que osó pasarse por mis ojos para convertirse en mi primer amor a primera vista. Sin dejarme un espacio para tomar agua, ya que mi corta edad no llegaba a conseguir una cerveza, me miré consternado y ahogado al no poder asimilar semejante belleza. Espero que salga más parecido (o parecida, uno nunca sabe) a ella. Espero que sus genes se tomen por completo la creación y le den unos tirantes. Espero que no se parezca mucho al papá. Es en serio, es por su bien: el tipo es pastuso.