miércoles, septiembre 27, 2006

A Cuarto De Ella

Se oye un grito en la lejanía y él se voltea a buscarla. Una vez más, la desilusión lo guardó en silencio y, como buen ritual, bajó su cabeza. La misma pregunta se apoderaba de su esperanza de sentirla otra vez, pero solo aquel adivino sería capaz de mostrarle aquel momento glorioso de vida. Y es que el destino es duro cuando se tiene que esperar a un pronto regreso. Caminando por el mismo sendero en que la perdió, sollozaba de lástima por él mismo mientras la canción en que la conoció le trajo su mayor problema: recordar, y con su archienemigo, recordarla. La forma en que rozaba el vaso era absurdamente sensual mientras el sudor del trago se resbalaba por sus dedos se preguntaba si alguna noche nublada, nada romántica, podría ser él mirandola en estado horizontal. La música le hacia desearla más, aunque en realidad quería tenerla lejos de ese lugar así tuviera que sacrificar aquellas notas de piano que lo acogian. Se sintió incómodo como un silencio, y se paró a hablarle con un poco de valor y otro de locura. Esa piedra no la veía venir, todo gracias al no ver el presente. Se paró del piso y se sacudió el pantalón tirando toda arena, pero sobretodo todo resentimiento al volver a ese camino. Quería su archienemigo, pero otro grito lo trajo a su propósito principal: encontrarla. Recordar encontrandola o encontrar el recuerdo, es como un gran espacio que se pierde en la niebla. Se volteó a mirarla pero una vez más se deilusionó. La misma pared blanca que adornaba su camino, lo estaba observando...

2 comentarios:

om dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
om dijo...

como tu me lo dices a mi querido spiel, es dificil encontrarse ( y estrellarse) con objetos grises y paredes blancas, sobretodo cuando uno no se lo espera. Pero quiero pensar que ellos son menos y que el camino está lleno, repleto de azules (o el color que prefieras)!