Mirando hacia abajo, descubrí de nuevo lo mismo: ahí no estaba. Caminé por las barandas, por debajo de las escobas, por los lados de los controles y hasta por encima del lápiz. De nuevo descubrí lo mismo: ahí no estaba. Resolví entonces sacar el compas, la brújula y la linterna de luz azul, ya que hay cosas que no encontramos con el simple ojo yuckatelano, y como si no hubiera pasado nada, volví a encontrar lo mismo: ahí no estaba. Me agache con la solución de empezar a gatear como un señor de treinta buscando un clip, tomando la lupa de mi bolsillo y mirando una vez más mi viejo descubrimiento: ahí no estaba. Quitandome los zhokatos, eliminando cualquier sonido corporal que hubiera podido emitir mi estómago y haciendo un nudo en la garganta, por más de que caminé lo más despacio posible, volví a descubrir lo mismo: ahí no estaba. Llega entonces ese momento de temor, donde se cree que se descubrirá lo mismo siempre y entonces... entonces... perdemos la esperanza.
Quiero volver a buscarte, pero la verdad, la esperanza no esta donde la dejé.
4 comentarios:
Creo que me dejaste sin mucho que decir ahora, de hehco todavía estoy tratando de recuperar mi aliento por que casi me ahogo en tu fondo.
♥
Mi teoria de la esperanza es que es tan mala como todas las demas, como la peste, como los desastres, etc... por algo estaria guardada en esa caja de pandora...
maldita pandora como fue de bruta
Ey, siempre tan despelotado, ojala un día de estos no olvides el registro, siempre vuelve a casa.
Un fraterno abrazo y suerte en el viaje efra sam
Publicar un comentario