jueves, agosto 24, 2006

Oda a Rêver

Ayer tuve que aterrizar en un paineta que no veía desde hace ya unos años. Ese lugar y, hasta la misma galaxia, prometí dejarla atrás, después de todo lo sucedido (que en realidad no quiero recordar). Una vez el bombillo de el combustible se encendió, tuve que maniobrar entre meteoritos y gritos de una gorda Piliona (especie que vive del miedo y la rabia). Cuando tuve que pedir permiso de urgencia para la entrada, por alguna razón no me reconocieron la voz y me dejaron sin problema alguno. Mientras otros pasajeros calmaban a la gorda, pudimos detenernos a 0.5 mitronimetricalmodetros (más "mases" de los que se dicen dos novios cuando se estan despidiendo, de kilometros en la tierra) de una estación subterranea de gasolina terrestre. Eso solo significaba algo: A caminar o conseguir un medio de transporte. Todos los pasajeros estaban tranquilos y comprensivos, saliendo de la nave sin ningún problema, exceptuando a esa estúpida gorda que no dejaba de maldecir por lo que estaba sucediendo. Algunos la trataban de calmar, pero sosteniendo un bolso del tamaño de una olla les gritaba que no. Cogí el tanque de repuesto con cierta rabia por la gritería que sucedía afuera, pensando si sería ilegal asesinarla. Saliendo de la nave, me tropecé con un escalón, cayendo en los brazos de la piliona. Los tripulantes se asustaron, ya que esa raza es considerada como "los asesinos de la vía criminalectosa". En el segundo en que mi rabia pasó al miedo, no alcancé a pararme pues ya me tenía entre sus brazos. Me sentó en sus piernas y me empezó a mostrar unas hojas que tenía en sus medias. "Si ve? Eso es cada segundo (año, en la Tierra) que pierdo de esperanza y vuelvo a ser igual a los de mi planeta. Esta ceniza que esta en nuestros pies, es la muerte de un sueño que se va perdiendo en el viento. Las letras escritas en las hojas, son una historia a la que me he aferrado todos estos años. Fueron mi combustible para seguir un viaje incierto y oscuro". En ese momento, hubo un breve silencio. Una manada de insectos estaban cruzando la carretera, cargando una especie de tanque con gasolina. Tres pasajeros les pidieron ayuda y, sin vacilar, se dirigieron a la nave. Yo, no me podía mover; esta vez no era por la fuerza de la gorda (que irónicamente se llamaba Rêver) sino por sus hojas y sus palabras. Pasándose el tiempo por nuestros hombros, ya todos los pasajeros estaban en la nave. Solo faltabamos las cenizas de la gorda y yo.

2 comentarios:

PakikoP dijo...

Se llama sueño, en el fondo la gorda soñaba...
Pero que eran esos papeles que cargaba??? porque se volvian (junto con ella cenizas)...
De pronto esos son los sueños, cenizas y en eso quedamos convertidos todos los invitados a soñar o todos los que hemos sido condenados (como el personaje de Waking Life) a soñar... Los sueños terminan a cada segundo que no se cumplen a ser cenizas.
O sera? solo un engaño de los dioses el que podamos soñar...
Recordemos que soñar hace parte de la esperanza y esta (a diferencia de lo que creemos.. porque creemos que es buena) tambien estaba contenida en la caja de pandora, junto con las demás pestes, catastrofes y enfermedades del mundo.
O de pronto todavia soy muy joven en esto del entendimiento al diario... y no entiendo...
Saludes por esos lados del espejo...
...
Pd: que se siente por la muerte de plutón???

Anónimo dijo...

No entiendo... Si lees sin querer ver mas alla, todo esta bien, pero ... no entiendo.